Desde el Colegio de Farmacéuticos de Cádiz, coincidiendo con el primer año de pandemia, hacemos balance de estos doce meses de emergencia sanitaria. Un periodo en el que la profesión farmacéutica ha sido proactiva y ha permanecido de guardia, junto al paciente y colaborando con el sistema sanitario y el resto de profesionales de la salud. Los farmacéuticos han estado en los puntos más críticos de la pandemia, garantizando la distribución y dispensación de medicamentos, investigando o educando a la población, así como colaborando de forma activa en acciones de índole social contra la violencia de género o asistencia a personas vulnerables. Una labor desarrollada desde centros de salud, hospitales, laboratorios de análisis clínicos o las 497 oficinas de farmacia de la provincia.
En la etapa actual de la pandemia, el Colegio de Farmacéuticos ha ofrecido a las autoridades sanitarias la colaboración de las 497 farmacias repartidas de forma capilar por toda la provincia como una red de inteligencia sanitaria en el cribado y detección precoz de la COVID-19. Del mismo modo, desde el comienzo de la campaña de vacunación, han llevado a cabo un conjunto de acciones de sensibilización y educación; así como de farmacovigiliancia y adherencia.
Entre las principales labores desarrolladas desde los primeros días de pandemia por los farmacéuticos ha estado la educativa; formación e información dirigida a promover la prevención y salvar vidas, más si cabe en un momento en el que hospitales y centros de salud vivían una situación de colapso. Para ello, los farmacéuticos generaron una ambiciosa y completa batería de documentación para profesionales y pacientes. Este arsenal de herramientas ha contribuido a frenar el avance de una pandemia en la que la farmacia ha sido el primer centro sanitario donde los ciudadanos han acudido a informarse.
Otra de las preocupaciones fue que el confinamiento o la cuarentena no dejase a ningún paciente sin su medicamento y para ello los farmacéuticos generaron un protocolo excepcional de atención farmacéutica domiciliaria que ha permitido llevar los medicamentos a los más vulnerables. También, se han articulado sistemas de colaboración entre la farmacia hospitalaria y comunitaria para garantizar esa continuidad asistencial en la dispensación de medicamentos hospitalarios.
A los efectos sanitarios de esta crisis, se suman sus efectos sociales, por desde la profesión farmacéutica se ha sido proactivo con iniciativas como Mascarilla-19, destinada a prestar ayuda a víctimas de violencia de género; o la colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de Estado en la detección de personas pertenecientes a colectivos vulnerables, especialmente mayores, y que han dejado de retirar su medicación habitual, señal de que pueden necesitar ayuda.
Desde el Colegio de Farmacéuticos de Cádiz queremos agradecer públicamente la ingente labor desempeñada por los farmacéuticos en este último año, por su compromiso y vocación de servicio como profesionales sanitarios, así como a la población onubense por su gratitud y la confianza depositada en todos nosotros, lo que nos ha dado aliento para seguir trabajando cada día.